Tras acabar de poner el resto de tubería para suelo radiante llegó el momento de echar la segunda parte de la planchada y ya de paso preparar la base para la futura casa de los gatos en la huerta: buscar el lugar más adecuado, limpiarlo de hierbas y hacer unos fundamentos en las esquinas.


 

Carretillo a carretillo llevamos un metro cúbico de grava.


 

Y una vez puesto el cemento los gatos no pudieron esperar para estrenarlo: algunos dejaron sus huellas para la eternidad.


 

Luego nos echaron la planchada en el pazo,


 

en la planta de arriba del alpendre,


 

y en las habitaciones sobre el horno.


 

Y ahora a pensar qué materiales usar para los suelos finales.


 

Unos 130 metros cuadrados serán de parquet de castaño traído de una antigua fábrica de cubas de vino.


 

Un montón de madera, literalmente. Tuvimos que hacer dos viajes para poder llevar todo ya que, aunque por volumen habría cabido en un viaje, nos habríamos pasado tres pueblos del peso permitido.


 

Como el parquet irá pegado al suelo y las maderas estaban machihembradas hubo que rectificarlas una por una, 5000 tablas. En primer lugar tuvimos que hacer una cara recta,


 

y a continuación cortar en el lado opuesto los machos.Todo esto gracias a Pedro, un verdadero artista del parquet (aquí el link a su página, merece la pena), quien nos dejó usar su máquinaria.


 

Como tercer paso hubo que cortar la cabeza de cada tabla,


 

para finalmente poder hacer el último corte y así dejarlas todas a la misma longitud para poder colocarlas con dibujo de espiga.


 

Y como la planchada necesita tiempo para secar, y más aún donde se va a colocar parquet, y esto dura, sobre todo en invierno, aprovechamos para rematar proyectos olvidados. Quedaban unas pequeñas pero complicadas paredes de pladur por poner para separar un desván que hay sobre la habitación junto a la capilla.


 

Un lugar para trabajar de rodillas, realmente incómodo.


 

Este es el lado hacia el baño de la habitación capilla. El láser, regalo hace ya años de Thomas Meuser, facilita muchísimo estos trabajos.


 

Aquí colocando el aislante.


 

En esta foto la vista hacia arriba desde el baño, antes


 

y después de poner el pladur.


 

Otra cosa pendiente era colocar los desagues de ducha sin barreras. Increíble la cantidad de herramientas que hacen falta para cualquier cosa. Casi tantas como paciencia.


 

Pero no todo va a ser trabajo. Aquí en los jardines del Pazo de Quiñones de León en Vigo, una buena excursión para pasar un día de cumpleaños.


 

Los magnolios estaban en plena flor y el tiempo era estupendo. No se puede pedir más.


 

Y de paso una escapadita al mar donde buscar conchas era casi como ir a percebes. Había que estar siempre con un ojo en las olas y dispuesto a salir corriendo.


 

Y una excursión más: pasamos unos dias estupendos en Barcelona con Julia, Andreas, Lotti, Isa, Hannes y Frido.


 

¡Un verdadero placer!


 

A principios de febrero desapareció Raya, también conocido como Arturo. Se había ganado el cargo de relaciones públicas del pazo, ya que no se perdía ni una visita. Su gran pasión era estar presente cuando había gente nueva. No le importaba si a los visitantes les gustaban los gatos o no, todo su afán era ser el centro de atención en esos momentos. Una personalidad que echamos de menos no sólo nosotros. ¡Adios, Rayita!

 


 

 

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